domingo, 20 de diciembre de 2009

Rulli Utilizó el modelaje como trampolín y ahora tiene un restaurante

Al argentino Sebastián Rulli se le nota a leguas que ya echó raíces fuera de su patria. Espera en México la próxima llegada de su hijo (“para finales de enero o principios de febrero”) y anda como niño con zapatos nuevos en su recién inaugurado restaurante bar: una impresionante construcción de piedra volcánica en desniveles, por los rumbos de la Calzada del Desierto de los Leones. El “achilangamiento” se evidencia hasta en el nombre juguetón del negocio: Berigüell.Rulli siempre fue estudiante “de cuadro de honor” e inició la carrera de administración de empresas en Buenos Aires. Sin embargo, llegó un ofrecimiento para modelar en España y se metió a ese mundo glamoroso. Vivió en Madrid, Ibiza y Milán, además de recorrer media Europa en plan de trabajo. En Tokio estuvo dos meses; ahí se sintió sordomudo porque “nadie te habla inglés, mucho menos en español o italiano” (idiomas que Rulli domina).Dos meses más en Miami fueron el preámbulo para plantearse un objetivo perfectamente definido: Viajar a México, entrar a trabajar a la empresa Televisa y protagonizar telenovelas.Hace diez años se inscribió en el Centro de Educación Artística, pero sintió “que regresaba a la escuelita” y lo que él quería era acción. Se salió de ahí y tuvo que volver al modelaje para sobrevivir.Seis meses después volvió al CEA y, sin pedir permiso, hizo un casting exitoso con el productor Pedro Damián y así cumplió su anhelo. Años después, las telenovelas Pasión y Rubí lo lanzaron a la fama internacional.México lindo y queridoLa pregunta obligada es por qué vivir en una ciudad tan conflictiva si pudo elegir París, Milán o Miami. La respuesta es contundente: “México es mágico por sus lugares, pero, sobre todo, por su gente. Aquí ha sido el único lugar donde me he sentido como en casa y mira que llegué sin conocer a nadie”.Luego de nueve telenovelas en igual número de años de relación laboral con Televisa, Sebastián se toma un receso para disfrutar el embarazo de su esposa, Cecilia Galiano, y para afinar detalles de su nuevo negocio.Dice que la paternidad es “una experiencia que nadie se debería perder; te hace sentir que todo tiene sentido”.Desde que Cecilia le dijo que estaba embarazada, él se alegró mucho, pero cuando el bebé empezó a moverse dentro del vientre materno, Sebastián enloqueció de felicidad.A Valentina, la hija que Cecilia Galiano tuvo en una relación anterior, la define como “mi angelito de la guarda, alguien que vino a revolucionar mi vida por completo, sobre todo cuando me dio el mejor regalo de mi vida: la primera vez que me dijo papá”, dice Rulli a KIOSKO..De Cecilia le atrajo su “belleza, carácter y picardía; ella es de Córdoba, una provincia donde la gente tiene muy buen sentido del humor. Ceci es simpática natural”, dice el actor.La prueba de los pectoralesEn el anecdotario de juventud de Sebastián Rulli destaca la desagradable experiencia de interceder por un compañero de trabajo, detenido en Tokio y deportado a Argentina por “una travesura estúpida”: robarse ¡un CD!También le divierte recordar cuando se mojó su cámara fotográfica, donde tenía imágenes al lado de las famosas modelos Claudia Schiffer, Carla Bruni, Elle Macpherson y Elena Christiansen, con quienes había coincidido en una pasarela, celebrada en Lisboa.Recuerda con desagrado cuando “un periodista que nunca dio la cara escribió que mis pectorales no eran trabajados en el gimnasio sino implantes. Cometí el error de quedarme callado y el rumor creció. Es el lado feo de la fama”.No nos lo cuenta, pero en Internet puede verse un programa rosa de la televisión española (Dónde estás corazón), en el que una conductora se levanta de su asiento y comprueba que sí hay músculos en el pecho del actor.Mientras espera el nacimiento de su hijo, el actor cumplió uno de sus más grandes sueños.: convertirse en empresario restaurantero, siguiendo así los pasos de su padre.“Mi papá también se dedica a los restaurantes, a las discos y bueno, aquí tratamos de hacer nuestra experiencia”.

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